París, Francia

Juzgados en Suiza por estafa, Michel Platini y Sepp Blatter conocerán su suerte el viernes en el caso que rompió en 2015 las ambiciones del francés, cuando estaba idealmente colocado para hacerse con el puesto de presidente de FIFA.

Ante el Tribunal Penal Federal de Bellinzona (sudeste de Suiza), la fiscalía pidió a mediados de junio un año y ocho meses de prisión sin cumplimiento de pena contra los dos exdirigentes, bien por debajo del riesgo de cinco años de prisión que corren.

Pero el viernes a las 10h00 locales (08h00 GMT), el francés de 67 años y el suizo de 86 solo esperan una decisión: ser absueltos, cuando claman su inocencia desde que saltó el caso, defendiendo que se trata de una manipulación político-judicial destinada a alejarlos del poder.

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Durante la investigación y las dos semanas de audiencia, la defensa intentó meter en el debate un posible papel entre bastidores de Gianni Infantino, antiguo brazo derecho de Michel Platini en la UEFA, y después elegido de forma inesperada, a principios de 2016, presidente de la FIFA.

Pero aunque Infantino está desde 2020 dentro de un proceso distinto por tres encuentros secretos en 2016 y en 2017 con el exjefe de la fiscalía suiza, nunca los magistrados unieron los dos casos, colocando judicialmente fuera toda sospecha de complot.

 ¿Engaño o realidad?

Solo contará por tanto, en el juicio y decisión del viernes, el «engaño» reprochado a los dos acusados, es decir el pago por la FIFA de 2 millones de francos suizos (1,8 millones de euros, 2 millones de dólares) al exnúmero diez de los Bleus en 2011, con el apoyo de Sepp Blatter.

Defensa y acusación están de acuerdo en un punto: el francés aconsejó al suizo entre 1998 y 2002, en el primer mandato de este último al frente de la FIFA, y los dos hombres firmaron en 1999 un contrato por el que se convenía una remuneración anual de 300.000 francos suizos (310.000 dólares), íntegramente pagada por la FIFA.

Pero en enero de 2011, el excentrocampista, ya en esa época presidente de la UEFA (2007-2015), hizo valer que existía «una deuda de 2 millones de francos suizos», calificada de «factura falsa» por la acusación.

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Los dos hombres afirman por su parte que habían decidido originalmente un salario anual de un millón de francos suizos, por «un acuerdo de caballeros» oral y sin testigos, sin que las financias de la FIFA permitieran el pago inmediato a Platini.

El francés «merecía su millón», aseguró Sepp Blatter a los magistrados, antes de que Michel Platini describiera una negociación poco formal, en la que no había precisado la divisa: «Yo para bromear, dije pesetas, liras, rublos, marcos, eres tú quien decides», contó el exjugador francés.