Italia

No hubo sorpresa en la Serie A en el partido del Nápoles, un equipo que parece que juega con el mismo guion todas las jornadas, y Victor Osimhen y Khvicha Kvarataskhelia, en esta ocasión ante el Torino (0-4), volvieron a ser los protagonistas indiscutibles de este club que ya saborea su tercer Scudetto y que se acerca a una gloria inevitable.

Un partido más, tres puntos fáciles para un Nápoles inalcanzable que tacha una nueva fecha en el calendario, haciendo ya cálculos matemáticos para descifrar cuándo será el momento exacto en el que puedan certificarse como campeones y elevarse a lo más alto de Italia.

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En menos de diez minutos, la maquinaria perfectamente engrasada del técnico italiano Luciano Spalletti  ya estaba por delante. El culpable fue el de siempre, un Osimhen desencadenado que mata y muere por cada balón, que consiguió imponerse a su par en un saque de esquina para hacer el primero.

El dominio del Nápoles a punto estuvo de ser interrumpido por un ataque del conjunto local, que, con un disparo al palo de Sanabria, puso en aprietos la zaga napolitana. La respuesta de los partenopeos fue más que contundente.

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Esta vez el foco lo centró Kvaradona provocando un penalti que él mismo transformó para colocar el 0-2 justo antes del descanso y encaminar así la victoria. El dominio abrumador del primer tiempo se mantuvo en el inicio del segundo, en una nueva prueba de que este Nápoles no se confía y no baja el ritmo, consciente de la importancia de cada partido.

Como si se estuvieran respetando los turnos, fue de nuevo Osimhen el que apareció nada más comenzar el segundo acto. El nigeriano puso el broche de oro a una jugada combinativa de mucho calibre que inició Di Lorenzo en el perfil derecho, que pasó por los pies de un ‘Kvara’ que vio la subida de Oliveria para cederle de tacón por el perfil izquierdo y que acabó con un remate al segundo palo del actual ‘capocannoniere’ de la Serie A, en su vigésima primera diana de la temporada.