Rubilio Castillo lideró la remontada azul digna para estadio lleno que no se pudo lograr por la situación del país

 

Tegucigalpa, Honduras

Raras veces se ve en Honduras una remontada de esa índole. Pero son tiempos de situaciones atípicas. El estadio vacío es ejemplo de ello, que hoy, en ambos partidos dolió más a los aficionados no poder estar en las tribunas.

La remontada es épica no solo por la adversidad que acarreaba el partido ida, sino por las circunstancias que complicaron el encuentro de vuelta. Minuto 3 y Bryan Moya aprovechaba la superioridad numérica con su gol tempranero. Marcelo Canales estaba siendo atendido y Motagua no ordenó su temporal ausencia.

De allí el duelo fue bastante aburrido. Un Olimpia tranquilo y sobrado, sin necesidad de ofender. Motagua simplemente no se hallaba. El cambio de Marcelo Canales por Félix Crisanto es una muestra que el planteamiento de Diego Vázquez no estaba resultando.

En el complemento, era otro Motagua. Era un ciclón, ni más ni menos. Se acordaron de su poderío en altura y también de centrar con precisión. Tiro de esquina y Marco Tulio Vega comenzó el milagro con su cabezazo certero. Todo estaba como al principio, los azules a dos del objetivo.

Dos minutos después apareció Rubilio, quien se había unido a la campaña «Remontada azul» en las redes sociales. Centro y cabezazo de Roruca, la vieja fórmula, siempre eficiente y teniendo en cuenta la fragilidad en defensa de los Blancos y básicamente abandonaron el ataque.

Faltaba uno, pero se alejó porque Olimpia mejoró y buscó el tanto que reestableciera las cosas. Pero fue en ese momento que Motagua gestó un contra golpe que terminó con centro y cabezazo de Rubilio, ¿Quién más?, Motagua en la final por tercer torneo consecutivo y con la gran posibilidad de alcanzar el tricampeonato. No será fácil, enfrente habrá un rival que fue capaz de eliminar al primer lugar y que juega muy bien.