El equipo de Quique Satien recetó «manita» al Eibar con un póquer de Lionel Messi y otro de Arthur Melo

España

En su último partido antes de enfrentarse con Napoli por la Champions League, Lionel Messi se divirtió, tal vez imaginando su primer partido en la ciudad donde Diego Maradona es un mito.

El capitán anotó cuatro goles para Barcelona en la goleada por 5-0 contra Eibar este sábado, en el Camp Nou, por la jornada 25ª de la liga de España.

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Así, su equipo superó momentáneamente a Real Madrid (juega más tarde ante Levante) en la cima del campeonato- Y Leo, a quien se le achacaba que había encadenado cuatro partidos sin anotar goles, se fue a casa tranquilo, pensando en cómo será conocer el San Paolo, allí donde jugará el martes.

El argentino, justamente, fue el dueño de la tarde. protagonizó la primera gran acción del partido a los 14 minutos: se acercó con la pelota dominada al área de Eibar, le hizo un caño a Arbilla y después definió con un zurdazo seco y cruzado ante la salida de Dmitrovic. Fue el gol del 1-0, el que despertó al estadio.

Unos minutos más tarde, a los 37, Messi recibió un pase por izquierda, aceleró, entró al área y cruzó el remate al palo derecho del arquero visitante: la pelota ingresó pegada al poste de Dmitrovic. Una definición clásica del 10.

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Y enseguida, a los 40, llegó a su hat-trick: mano a mano con el sufrido arquero serbio, decidió cederle el gol a Griezmann, pero el francés no controló bien. Entonces, después de un rebote, la pelota volvió a la zurda de Messi, que con un toque suave estableció el 3-0 parcial. Demasiado sencillo para él.

En el segundo tiempo, el crack argentino se tiró más atrás en el campo e intentó asistir a sus compañeros, aunque ninguno de ellos lograba hacer lo que a él le sale tan fácil: goles. Así, a los 43 minutos, fue él mismo quien aumentó la ventaja. Recibió un pase del debutante danés Martin Braithwaite (que acababa de ingresar) en la puerta del área chica y, sin inquietarse, movió la pelota tantas veces como fue necesario hasta lograr que el arquero se rindiera; cuando Dmitrovic quedó tendido, recién remató, ya con el arco libre. Enseguida, el brasileño Arthur decoró el resultado. Pero la obra ya estaba terminada.