El entrenador Marcelo Gallardo ha tenido un brillante paso con River ganando nueve títulos en cuatro años

Madrid, España

El River Plate ganó la Copa Libertadores al vencer 3-1 a Boca Juniors, y tocó el cielo en el Santiago Bernabéu. Desde Madrid partirá hacia el Mundial de clubes para completar un ciclo mágico.

En un partido con poco fútbol, muy diferente al trepidante juego de ida, River tuvo el carácter para levantar un gol en contra que no supo resguardar Boca, quien se quedó sin recursos tras la expulsión de Wilmar Barrios. Todo se decidió por un golpe de clase de Juan Fernando Quintero.

Y es que, impresionados por el escenario, la trascendencia del duelo o el cambio de temperatura, River y Boca tardaron más de media hora en entrar en calor, en ofrecer algo más que disputas entre rivales, pierna fuerte y balonazos.

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River quiso llevar la iniciativa, pero no encontró la forma de hilar el juego en el centro del campo y Lucas Pratto vagó por el ataque sin que le llegase el balón.

Boca esperó su ocasión, intercambió de forma constante las bandas entre Sebastián Villa y Cristian Pavón, pero no creó demasiado desconcierto en el rival. Durante más de media hora, todo el peligro que llegó a las áreas estuvo motivado por errores.

Un mal despeje de Jonatan Maidana o un fallo de Leo Ponzio en un control junto al área, que ofreció a Darío Benedetto una falta al borde del área, cuyo rechace no fue aprovechado por Pablo Pérez (minuto 27), fueron las mejores ocasiones de Boca.

Un par de lanzamientos desde fuera del área, fue todo lo que asustó el equipo de Marcelo Gallardo.

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En un pase a profundidad de Nahitán Nandez que no llegó a despejar Javier Pinola y Benedetto -convertido en héroe desde las semifinales- transformó en gol, tras regatear a Maidana y ejecutar a la perfección sobre el achique de Franco Armani (44).

Boca, que se quedó sin Benedetto en el 61, sustituido por Wanchope Ábila, no tuvo reparos en vivir el segundo tiempo cerca de su área. Nacho Fernández encontrase con un pase al centro del área a Lucas Pratto y el ariete restableciese la igualdad.

La desperdiciaron los de Barros Schelotto, con un libre indirecto dentro del área por juego peligroso de Pinola (82) y, con el juego constantemente trabado por las faltas, ambos comenzaron a pensar en la prórroga.

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Un alargue que, en la final más accidentada de la historia, aún deparó un nuevo giro a su increíble historia. Nada más comenzar, fue expulsado Wilmar Barrios, que se ganó la segunda amarilla por una innecesaria entrada sobre Exequiel Palacios.

Boca quedó cada vez más expuesto al talento de River. Y si de talento se habla, nadie mejor que Quintero, coronó una gesta que confirmó Pity a puerta vacía, para darle el título a su equipo, para tocar con los dedos el cielo de Madrid y adentrar a su rival en la peor pesadilla.