Marcó tres goles, los dos últimos en el tiempo del descuento. Molina había adelantado al Getafe en el primer minuto del partido

España

En el minuto noventa el Valencia necesitaba dos goles para clasificarse. Al final del encuentro, estaba en semifinales, en un final del encuentro inolvidable para Mestalla, una victoria épica y sufrida, que da vida a un equipo que pensaba que esta temporada se iba a la basura.

También se pensaba que Rodrigo no iba a hacer más goles y después de marcar contra el Villarreal en la pasada jornada de Liga, hizo los tres del Valencia, el delantero que todos estaban esperando. Buscaban en él un punta que definiera, un jugador que subiera el nivel del conjunto y se han encontrado con un héroe.

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Fue una victoria de fe, de creer cuando todo parecía imposible, cuando el reloj y los nervios jugaban en contra de los locales y el plan del Getafe parecía haber salido a la perfección. Tuvo incluso Molina un gol antes del tercer gol. Pero su remate dio en un compañero y de ahí nació la contra del gol definitivo, el de la clasificación. El partido acabó con varias peleas en varias zonas del campo, como consecuencia de todo lo que había sucedido antes.

El plan del Valencia era tener calma y ser paciente, pero el gol de Molina lo tiró por la borda. Antes de que diese tiempo a tomar posiciones, a adaptarse a la noche, a coger sitio el público, puso la segunda piedra encima del rival. La primera fue en la ida, cuando marcó en la segunda mitad para tomar ventaja. Ayer volvió a repetir nada más comenzar el encuentro, en un remate en el que no estuvo nada acertado Domenech y que cambió el paisaje del encuentro de vuelta de los cuartos de la Copa. Si en Valencia ya consideraban que era complicado remontar un gol, tenían ochenta nueve minutos para hacer tres. Parecía una utopía, pero era posible.

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Y eso que no lo parecía cuando pasó la primera mitad. Esa parte se jugó como quiso el equipo de Bordalás. El rival con el balón y con la impresión final de que fue mejor, pero que no ha servido para nada. El conjunto de Marcelino dominó, pero fue incapaz de hacer daño, de cambiar el ritmo o la dinámica- Los madrileños han aprendido esta temporada que el orden es vital para conseguir el éxito y que no importa las veces que se detenga el juego si el contrario no juega. Hasta cinco amarillas sumaron los azulones antes del descanso. No importaba si el objetivo se conseguía.

Luego pesó porque Djene fuera expulsado en la segunda mitad al ver otra cartulina y puede que eso fuera decisivo. Marcelino consiguió que la temperatura de su equipo subiera al salir del vestuario. O cambiaba algo o no había ninguna posibilidad. El Getafe es experto en aguantar y cada minuto que pasaba era a favor. El reloj corría y los locales no sabían cómo hacer para romper al contrario. Hasta que sucedió. Empató Rodrigo y quedaba media hora. Sólo eran necesarios dos minutos, al final.

Terrible pelea entre jugadores de Getafe y Valencia al terminar el partido.