Neymar o Lionel Messi, estrellas del balompié, han aportado para romper la barrera entre ambos deportes al posar con indumentarias de equipos de baloncesto

Brasil

La calidad del juego, el espectáculo y el glamur de las estrellas de la NBA seducen por igual a hombres y mujeres en Brasil. En una tierra donde el fútbol es religión, la liga estadounidense de baloncesto se abre camino a paso firme.

Emiliana Ramos selló su romance con el deporte de las canastas en los noventa al ver las exhibiciones de Michael Jordan y Scottie Pippen en los Chicago Bulls. Ahora, con 42 años, esta gerente de productos de una empresa de tecnología de Sao Paulo piensa cada temporada a qué quinteto y jugador va a respaldar.

«El básquetbol es tratado como un espectáculo, es un producto, entonces llama la atención porque no se trata sólo del juego, sino que tiene mercadeo, comercialización de camisas. Hay un movimiento un poco similar al del fútbol en Brasil», dice a AFP en un club deportivo, en el norte de la metrópoli latinoamericana, donde practica baloncesto.

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Algunas de sus compañeras en el equipo amateur Fulaninha visten camisetas de Los Ángeles Lakers o con estampados genéricos de la NBA. Ramos lleva la número 1 de Zion Williamson, el ala-pívot de los Pelícanos de Nueva Orleans.

Como ella, miles de compatriotas de Pelé se enfilan cada temporada en las huestes de la liga de baloncesto más poderosa del mundo. En el primer semestre de 2021 la NBA registró 45 millones de fans en Brasil, un 31% más que los reportados a principios de 2019, según una medición de la firma IBOPE Repucom.

«Mercado prioritario»

Sin renombrados atletas brasileños en esa competencia, el gigante sudamericano se ha tornado en el «segundo mercado prioritario de la NBA» por fuera de Estados Unidos, detrás de China, afirma Rodrigo Vicentini, representante de la competición en el gigante latinoamericano.

El país «tiene una importancia extremadamente relevante, muy estratégica para la liga y para el desarrollo del baloncesto», señala. «Vamos a seguir creciendo aquí independientemente de la religión del fútbol».

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La NBA desembarcó oficialmente en 2004 en Brasil con el objetivo de ampliar la base de fanáticos en esta nación de 213 millones de habitantes y con algunos triunfos memorables en el baloncesto, como la victoria contra Estados Unidos en la final de los Juegos Panamericanos-1987.

Desde entonces ha organizado partidos entre equipos de ambos países, abierto tiendas y escuelas de baloncesto, pactado convenios con la Liga Brasileña de Básquetbol (NBB) y promovido la transmisión televisiva de los juegos.

El resultado: un crecimiento continuo impulsado, según Vicentini, por el gusto de los brasileños por los deportes, la predilección de las nuevas generaciones por consumir varias disciplinas y una cuestión aspiracional relacionada con la marca NBA.

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En la icónica Avenida Paulista, en Sao Paulo, o en la playa de Copacabana, en Rio de Janeiro, no es extraño ver personas con camisetas, accesorios o gorras de LeBron James, Stephen Curry o del fallecido Kobe Bryant.

«Muchos de ellos pueden no saber quién es LeBron James, ¿pero por qué usan sus camisetas? Porque acompañan su ‘look'», apunta Vicentini.

Neymar o Lionel Messi, estrellas del balompié, han aportado para romper la barrera entre ambos deportes al posar con indumentarias de equipos de baloncesto.

Particularidad brasileña

La espigada Alana Paludo Chiochetta, de 26 años, porta una camiseta morada de James, astro de los Lakers y quien desafía a Jordan como el mejor basquetbolista de la historia.

Esta administradora paranaense (sur) recuerda cuando lo vio jugar con los Miami Heat durante un paseo a Estados Unidos en 2011. Ahora lo honra a distancia al usar sus colores en el entrenamiento del Fulaninha.

Afiebrada al baloncesto desde los diez años, cada temporada, Chiochetta sigue los play-offs. «Me involucré y después no pude parar», sostiene.

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Ella encarna una particularidad de la NBA en Brasil: las mujeres son casi la mitad (45%) de los seguidores de esa liga y suelen tener un vínculo fuerte con la competición, que se traduce en más conocimiento del juego y las reglas que los hombres, según Vicentini.

«Es un número que llama la atención. Tradicionalmente ha habido un consumo mayoritario de los hombres», señala el directivo, sin saber explicar las razones del fenómeno.

Antes deleitadas solamente por el fútbol, las mujeres de la familia de Pedro Nunes, jugador del Corinthians de Sao Paulo, que participa en la NBB, ahora también sintonizan juegos de baloncesto.

«Hay muchas personas viendo la NBA, cada vez me impresiono más», cuenta Nunes. «Muchas de ellas nunca jugaron básquetbol y ahora se acercan a hablarme de ese deporte. Algunas veces saben más que yo». (Tomado de Infobae).