Londres, Inglaterra

Llevaba cuatro derrotas consecutivas, no ganaba desde hacía un mes y el equipo está cerca de la zona del descenso. Pero el equipo marca el gol del triunfo en el minuto 99. Como para no celebrarlo. Y en ese contexto de emoción, de alegría, el entrenador del Everton, Frank Lampard sufrió un insólito accidente: se fracturó una mano.

El ídolo del fútbol inglés y particularmente del Chelsea cuando  era jugador, celebró con locura la victoria del Everton frente a Newcastle y, por un golpe, se fracturó.

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Alex Iwobi convirtió en la agonía del partido, Everton ganó 1 a 0 después de cuatro caídas consecutivas y le ganó terreno a Watford, Burnley y Norwich en la carrera por quedarse en la Premier League. Lo ganó con diez hombres tras la expulsión de Allan. El gol del nigeriano desató el festejo alocado y, en ese instante, Lampard se golpeó y se lastimó.

En el medio del festejo, el entrenador recibió un golpe en su mano izquierda, pero ni siquiera notó la gravedad de la lesión. Más tarde, Lampard habló sobre la situación: «Me quebré la mano en el festejo. Mis huesos se deben estar volviendo débiles, no recuerdo el momento. No lo noté en el momento pero mientras el partido seguía me sentí un poco dolorido y tembloroso».

«No me importa, lo aguanto por los tres puntos. Fue una noche increíble y necesitamos esos puntos. Espíritu y unión, los jugadores se levantaron esta noche», afirmó el técnico inglés.

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Y agregó: «No era una noche para calidad o calma. Significa mucho para el estadio que todos sintiéramos eso. Quería usar esa atmósfera. Los hinchas de Everton querían ver pasión. Hoy probamos lo que podemos ser». Con 25 puntos en 27 partidos, Everton apenas ganó siete encuentros en la temporada y está tres puntos por encima de Watford, que se halla en zona de descenso junto a Burnley y Norwich.

El encuentro tuvo 14 minutos de adición debido al increíble ingreso de un hincha que se ató al arcom para transmitir un mensaje en concientización sobre el medio ambiente y contra la explotación del petróleo. Pero lo llamativo no fue la interrupción del partido, sino el modo: se esposó al arco del cuello y paró el juego por cinco minutos.