Doha, Catar

La selección de Bélgica ha ido acumulando fiasco tras fiasco hasta confirmarse como la gran decepción del torneo para poner el peor broche posible a una generación de futbolistas llamada a hacer historia. El empate sin goles frente a Croacia consuma el adiós de los red devils tras quedar tercera de grupo y ser superada por el cuadro balcánico y por la sorprendente Marruecos.

Bélgica no ha conseguido hacer ni un partido bueno en toda la fase de grupos. Arrancó con victoria ante Canadá, pero sin convencer con su juego. Después cayó estrepitosamente ante la Marruecos de Walid Regragui y este jueves ha consumado su eliminación con un mediocre partido ante Croacia en el que Romelu Lukaku ha sido el triste protagonista.

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El delantero del Inter de Milán, que salió en la segunda parte, dispuso de hasta tres ocasiones sin portero para haber vencido a Livakovic y haber dado vida a su equipo. Pero el imponente ariete, que llegó tocado a la cita qatarí, tuvo la pólvora mojada y desperdició una tras otra las mejores oportunidades de su equipo.

Los belgas, que se habían salvado en la primera parte de un penalti pitado sobre Kramaric y después anulado por el VAR debido a un polémico fuera de juego de Lovren, no supieron afrontar con honor y pasión los últimos minutos y se terminaron diluyendo en sus propios problemas extradeportivos.

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Un vestuario roto y un seleccionador en la cuerda floja fueron la antesala del mayor fracaso que se ha visto en esta Copa del Mundo. Bélgica dice adiós a su periplo en Qatar mientras que Croacia, que se salvó de milagro, será segunda del Grupo F tras Marruecos y se postula como rival de España en octavos.