Países Bajos

No han sido unos meses fáciles para Marc Overmars. El exfutbolista del Barcelona y la selección de Países Bajos, está transitando uno de los momentos más difíciles de su vida después de sufrir un derrame cerebral a finales de diciembre del año pasado que le dejó graves secuelas a nivel físico.

Hoy, a sus 50 años, habla por primera vez de las secuelas que le han quedado: “Mi corazón está muerto en un 45 por ciento”. Unas duras palabras que resumen la titánica lucha de Overmars por recuperar su vida.

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«Tengo que recuperar el aliento cuando hablo mucho y necesito energía para mantener la concentración», explica en una entrevista con la publicación Het Laatste Nieuws. Desde aquel fatídico día, el actual director técnico del Royal Antwerp, se esforzó en reemprender su actividad en el club belga, donde sigue ejerciendo. «No deberías sentir pena por mí», asegura confiado.

Overmars aterrizó en el club de Amberes después de ser destituido del Ajax por unas acusaciones de acoso contra trabajadoras del club neerlandés. El ex de Ajax, Arsenal o Barcelona, entre otros, fue acusado de enviar “mensajes inapropiados” a varias mujeres que trabajaban en el club “durante un periodo prolongado en el tiempo”.

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Estas acusaciones, que él mismo reconoció, le acabaron costando el puesto en febrero del año pasado: “Estoy avergonzado. Desafortunadamente, no me di cuenta de que estaba cruzando la línea con esto, pero eso me quedó claro en los últimos días. Me disculpo. Ciertamente, para alguien en mi posición, este comportamiento es inaceptable. Ahora lo veo también. Pero es demasiado tarde. No veo otra opción que dejar el Ajax”, confesó entonces.

Un mes después de ser destituido, el Royal Antwerp lo contrató como su director deportivo. Una etapa en la que ha conseguido grandes resultados con el club de Amberes, que recientemente se ha proclamado campeón de la Copa. La intención de Overmars es seguir al frente de la dirección técnica del club, aunque es consciente de que ahora debe tomarse las cosas a otro ritmo: “Soy un hombre feliz solo que tengo que distribuir mis energía lo mejor que puedo. Si hay puntos o reuniones importantes en la agenda, me concentro en ellos. Puedo recuperarme al día siguiente. Prefiero morir aquí que no hacer nada», concluye.