El entrenador del Marathón mencionó que el jugador que se quiera ir del equipo que se vaya, tampoco van a poner en peligro las finanzas del club

 

Por: Selvin Pineda.

San Pedro Sula, Honduras.

Dice la canción la “cachamba” de Kinito Méndez en una de sus partes me enamoro por los ojos y tú con los oídos, pero tal parece que el entrenador del Marathón Héctor Vargas esta curado con eso, ya que dice que no se enamora de jugadores.

Enamora en el sentido que no es como otros entrenadores que quieren retener a la fuerza a jugadores en un equipo por lo que representan dentro de la institución.

Del Marathón la temporada pasada emigraron excelentes futbolistas, y al parecer el “monstruo” se venía abajo, pero fue precisamente cuando salieron campeones en este Torneo de Clausura con lo que tenían.

Ahora sucede lo mismo con los verdolagas, se fue Yunior Lacayo un importante eje de ataque, Jhon Paul Suazo y ahora el líder de la zaga Jhonny Leverón que al parecer se va a vestir de blanco.

Pero parece que el entrenador del Marathón Héctor Vargas se mantiene sereno ante estas importantes salidas del club verde y espera que con los refuerzos supla las ausencias.

“Yo no me enamoro de jugadores, ni con ojos, ni oídos, no vamos en poner en riesgo las finanzas del equipo para retener jugadores, vamos a suplir las ausencias con otros futbolistas para obtener el bicampeonato”.

Sobre la salida de Wilmer Fuentes del Marathón el técnico Vargas dice que él tomo la decisión de separarlo ya que es muy caro y solo participó en dos partidos.

“No podemos tener un jugador caro como Wilmer fuentes en la banca de Marathón que solo juega dos partidos, ahora vino Bryan Martínez que disputó 30 juegos y gana el diez por ciento de lo que ganaba él”.

Sobre la posible salida de Jhonny Leverón de los panzas verdes, el argentino expreso: “si se va esta bien, pensamos en Caue Fernández, aquí siempre vamos armar un equipo muy competitivo”.

Así es Héctor Vargas, de mucho carácter, aprendió a nadar contra la corriente, claro esta que el técnico verde no se enamora de ojos, ni de oídos de algunos futbolistas que se van de los esmeraldas.