Lima inauguró este viernes los XVIII Juegos Panamericanos, que reúne a estrellas del deporte continental y a otros miles de atletas en el evento más grande de la historia de Perú

Lima, Perú

La cuenta regresiva que evocó desde el primero de los Juegos Panamericanos, en Buenos Aires en 1951, hasta la decimoctava edición, en la capital peruana, llegó a cero cuando se inició al caer la tarde la apertura en el Estadio Nacional.

Horas antes, la cita deportiva sufrió la deserción del velocista estadounidense Justin Gatlin, que derrotó a Usain Bolt y se consagró campeón de 100 metros en el último mundial de atletismo, en Londres en 2017.

Miles participan de la ceremonia en el Estadio Nacional en el puntapié inicial de la competencia que se desarrolla hasta el 11 de agosto, y en la que atletas en 21 deportes buscarán clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.

Las luces se apagan. Las linternas de los celulares se encienden en las tribunas. Iluminada en el centro del estadio, una montaña se lleva la atención.

No es cualquier escenario: Perú eligió al Nevado Pariacaca, la montaña sagrada de Lima, para verse representado. La gente, que agotó las entradas el primer día para esta ceremonia inaugural de los Juegos Panamericanos, comienza a gritar 2Perú, Perú2. Les dijeron que «es la primera vez que van a ver un show de esta magnitud».

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Puntualmente la cuenta regresiva termina y arranca el show. Mientras en la montaña aparecen los nombres de todas las ciudades que albergaron Juegos Panamericanos, centenares de voluntarios corren hacia el centro del campo. Vestidos con pantalones blancos y camperas azules, rojas y amarillas, bailan una coreografía joven, atlética y llena de energía con la que representan los elementos del logotipo de Lima 2019, que hace referencia a la naturaleza y cultura de Lima: la flor de amancaes, punto de encuentro y huacas limeñas. Y los fuegos artificiales explotan en el Estadio Nacional, al tiempo que los ruidosos peruanos coinciden en un grito.

Perú apuesta a sus raíces y no falla en eso. Tras las presentaciones de rigor de Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Neven Ilic, presidente de Panam Sports, y Martín Vizcarra, presidente del país, se lee el poema “El Perú”, de Marco Martos, en 49 lenguas: castellano y las otras 48 indígenas que se hablan en el país, en un comienzo a puro nacionalismo, que culmina con la interpretación del himno y el izado de la bandera.

Entonces, se vuelve a las raíces. El dios Pariacaca convoca a los chasquis, que eran los mensajeros del imperio inca, y sus contrapartes modernas: los maratonistas. Ellos hacen sonar sus pututus (trompetas hechas de una concha) y convocan a las 41 naciones que compiten en los Panamericanos. Entonces, bailarines con ponchos de los colores de las banderas de las distintas naciones los rodean y combaten para medir su fuerza atlética. El reto está inspirado en el Warachicuy, un rito de iniciación que marcaba la edad adulta de los jóvenes incas, en el que tenían que demostrar su valentía.

La voz de la Pachamama, interpretada por la actriz Delfina Paredes, introduce al cuarto acto, el Amanecer Pacífico, en el que el dios Pariacaca llama a las estrellas y en el mar se despiertan los peces. Antiguos pescadores en sus caballitos de totora salen a pescar y al volver hay surfistas modernos sobre las olas, mientras amanece un nuevo Lima, gracias a la colaboración de los espectadores que encienden las linternas de sus celulares. (Tomado de El Clarín)