Florida, Estados Unidos

Tiger Woods, el más grande de su generación, ocupó su lugar entre los mejores de todos los tiempos, cuando fue exaltado al Salón de la Fama del golf. Tras su nombramiento como miembro del recinto, el astro compartió una historia de vida sobre su pasión por jugar y su ética de trabajo.

Con esa fórmula, Woods está seguro de que se merece los honores. Aunque no habló de sus 82 torneos ganados en la Gira de la PGA, de sus 15 majors ni de las ocho cirugías a las que se ha sometido en el camino.

En cambio, recordó que sus padres se arriesgaron con una segunda hipoteca que le permitió jugar en el circuito juvenil de California.

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La voz se le entrecortó cuando mencionó a su padre fallecido, quien le dijo que tendría que ganarse todo lo que deseara. «Si no sales ahí para trabajar y esforzarte, no vas a obtener los resultados», recordó Woods, citando a su padre. “Pero en segundo lugar hay algo más importante. Uno no se merece algo. Hay que ganárselo. Eso definió mi crianza y mi carrera”.

El espectáculo fue acaparado de tal forma por Woods que incluyó tres presentaciones donde se mostraron las siglas GOAT.

Figuró hace dos años con un grupo de candidatos que fueron presentados uno a la vez junto a una lista de sus logros. La excepción fue el propio Woods, pues no había necesidad de mencionar lo que ha conseguido, cómo ha influido en el golf.

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Cuál ha sido su impacto par atraer a nuevos aficionados y elevar la audiencia televisiva o aumentar el monto de los premios monetarios. La bolsa del Players Championship de esta semana es de 20 millones de dólares, y los jugadores participantes están al tanto.

La totalidad de los premios era de 3.5 millones en 1997, cuando Woods debutó, y este año habrá 3.6 millones tan sólo para el ganador.