Vigo, España

El Real Madrid  venció en su visita a Balaídos (1-4) para medirse a un Celta que no le puso las cosas fáciles. Los de Coudet mordieron, especialmente en la primera parte, a un Madrid que trataba de acostumbrarse a la nueva era post Casemiro y que demostró su gran estado de forma sin necesidad de mancharse demasiado, para frustración local.

Con goles de Benzema, de penalti, una obra de arte de Luka Modric, la sentencia de Vinícius Jr. y la puntilla de fede Valverde, los de Carlo Ancelotti suman su segunda victoria en dos jornadas. El tanto local lo hizo, también desde los 11 metros, Iago Aspas.

Ancelotti optó por sacar a Camavinga y Tchoauameni junto a Modric y Valverde para acostumbrarse a la ausencia de Casemiro, y el trío de jóvenes fue de menos a más acompañados por uno de los mejores centrocampistas que el fútbol ha conocido.

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Con Paciencia, Cervi, Aspas y Beltrán en modo apisonadora, el Celta fue tejiendo sus acercamientos al área de Courtois, aunque sin excesivo peligro real. Mientras, el Madrid, a baja marcha, buscaba a Vinícius en todo momento para que sirviera en bandeja los balones a Benzema.

En una de esas, cuando corría el minuto 14 -en un casual homenaje a Casemiro- las manos de Tapias tocaron el balón -VAR mediante- y el capitán madridista y pichichi de la pasada temporada, Karim benzema logró el 1-0, su primer tanto en esta Liga.

Con el gol no se vino abajo el equipo gallego, que siguió con su armada delantera en plena forma dispuesta a reiniciar el marcador. Unas manos de Militao, de esas que son para echarse las manos a la cabeza, fueron señaladas sin VAR esta vez y Iago Aspas puso el 1-1.

Llegaron entonces los mejores momentos de los celestes en este primer acto, pero llevar a voz cantante no es garantía de nada. Recibió Alaba un balón que tuvo a bien cederle a Modric en la zona izquierda de los tres cuartos y entonces el croata decidió hacer magia. Dejó sentados a dos rivales antes de acomodarse el balón y, desde la frontal, ajustarla al palo derecho de la meta de Marchesín, que no pudo hacer nada.

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La segunda parte presentó al inicio una película parecida y, del mismo modo, se decantó para el lado blanco en cuanto Modric quiso. El croata aprovechó el revuelo en el área madridista por un presunto penalti de Militao que reclamaba el Celta -que no parecía tal- para llevarse la bola y cedérsela a un Vinícius que no falló ante el meta local para poner el 1-3.

La grada de Balaídos enfureció al considerar injusto el tanto por el citado posible penalti del central brasileño del Real Madrid y un aficionado que nunca debió entrar al campo tiró una botella de agua llena al césped, lo que propició que Gil Manzano parara el partido durante unos minutos, lo que terminó por romper el ritmo del encuentro.

Parece que hay que lograr lo imposible para ganar a este Real Madrid, y así se debió de sentir el Celta que no lo hizo mal y terminó goleado. Justo tras la confusión por el lanzamiento, llegó el enésimo robo blanco, esta vez por parte de Tchouameni, que combinó con Vinícius para plantarse en un suspiro en el área gallega en una contra de manual que culminó Valverde para poner el 1-4.

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En los últimos compases, Hugo Mallo cometió penalti sobre Benzema y el francés le cedió el tiro a un recién ingresado Eden Hazard, que falló ante Marchesín, que hizo un doble paradón al detener también el rechace que agarró el capitán blanco para negar el quinto.

Segunda victoria para los de Ancelotti en dos jornadas de Liga, esta vez con mejores sensaciones que las mostradas ante el Almería y con la certeza de que esa combinación de veteranos y noveles de su once es su fórmula mágica para que el ciclo de gloria no cese. El Celta, por su parte, no conoce la victoria en este inicio liguero aunque mostró brotes verdes ante el equipo de Ancelotti, que es superior hasta cuando no es necesariamente mejor que su rival.