El nuevo seleccionador de Argentina, Jorge Sampaoli, tendrá que pagar de su bolsillo parte de la cláusula de desvinculación del Sevilla, como ya sucediera cuando dejó Chile o cuando rompió su precontrato con el Granada para recalar en Nervión.

La cláusula de rescisión de Sampaoli era de 1,5 millones, dinero que la AFA dice no tener y por el que se viajó a Sevilla para ofrecer garantías bancarias y aplazar el pago a 18 meses. En el Sevilla no había problema, principalmente porque en Nervión se tenía la sartén por el mango de que una cantidad similar quedaba por pagársele a Sampaoli. Ese dinero corresponde al sueldo del técnico, la resolución de su contrato o diversas primas, como el haber entrado en Champions o haber superado los 70 puntos. Curiosamente, Sampaoli repitió en no pocas ocasiones la «ilusión por hacer más de 70 puntos». El dinero que hubiera percibido era la explicación.

Ahora Sampaoli, por tercera vez, tendrá que rascarse el bolsillo para afrontar un nuevo proyecto. La habilidad demostrada en el banquillo por el de Casilda dista mucho de su forma de proceder en los despachos de las entidades que le pagan.