Los recientes casos de Neymar, Donnarumma y Cristiano ponen en alerta a los grandes clubes europeos sobre estos personajes

 

¿Son los agentes, representantes, intermediarios… las principales responsables de problemáticas del fútbol moderno?, ¿Son ellos los principales culpables de que últimamente tantos jugadores antepongan el dinero a su carrera?, ¿Son parte importante de la maquinaria que lleva a muchos futbolistas a ‘jugar’ con su club para ver mejorados sus contratos? Son muchas preguntas y bastantes los señalados.

Dos nombres son muy evidentes: Mino Raiola y Jorge Mendes. Ambos ‘magnates’ del mundo de la representación, italiano y luso son los dos agentes con más futbolistas en cartera. La mayoría de ellos, cracks de renombre mundial con contratos inimaginables plagados de cláusulas, bonus y variables. Dos fenómenos en su mundo no cabe duda.

Sin embargo, no serían precisamente los mejores amigos de los clubes y de los seguidores de estos. ¿Por qué? Porque suelen tener siempre a sus representados en el ojo del huracán. Con ánimos de mejorar contratos, -siempre suele por esto-, los Pogba, Ibrahimovic, Lukaku, Cristiano, Donnarumma y compañía protagonizan cada X tiempo un episodio que ‘obliga’ a sus respectivas entidades a hacerles saber lo bien valorados que están.

Y para qué vamos a esconderlo: con cada mejora de la ficha anual, sus agentes se llevan una cantidad desorbitada de dinero. Y si sus clubes no acceden a ello, se marchan. Un hecho que demuestra que, sin discusión alguna, vivimos en un mundo dominado y dictado por los representantes o en otras palabras por el dinero que esta haciéndose más importante que el mismo balón.