«Popeye», uno de los sicarios del fallecido jefe narco, aseguró que el Tigre siempre estuvo en la mira del patrón

Colombia

El 13 de enero de 1988, 700 kilos de dinamita estallaron frente al edificio Mónaco, lugar de residencia de Pablo Escobar y su familia.

No hubo muertos, a pesar de que  la construcción quedó casi en ruinas. Jamás se adjudicó el atentado el Cartel de Cali, sin embargo, Pablo Escobar (Cartel de Medellín) desató la guerra abierta en contra de los hermanos Rodríguez Orejuela (Cartel de Cali). Se habían metido con él y con su familia, incluso se cree que su hija quedó con serias lesiones en un oído.

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A partir de ese momento comenzó una ofensiva contra todo lo que oliera a Cali, (atentados contra los negocios y las propiedades del Cartel de los Orejuela). Una guerra sin cuartel y sin control por parte de ambos bandos.

¿Y Ricardo Gareca, qué tiene que ver en todo esto?

“Y sí, Ricardo Gareca siempre estuvo en la mira de Pablo Escobar. Sin embargo, no llegaron a él. Su amor por el fútbol lo salvó, pues a él y a los otros jugadores de América de Cali se contempló colocarles un carro bomba, ya que el cartel de Cali le puso un carro bomba a la familia del Patrón», indicó Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias «Popeye», uno de los  sicarios de la estructura criminal del Cartel de Medellín, al diario El Popular de Perú.

En esa época, el equipo de los «Diablos Rojos» de América de Cali, estuvo en la mirada de Escobar, dado que el club era del cartel de Cali, liderados por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela.

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«Estábamos en guerra. Incluso secuestró a jugadores de Cali para que entregaran a los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela y, como no cooperaron mataron a la familia de Pedro Enrique Sarmiento, quien actualmente es un técnico exitoso, pero no cooperó”, recuerda el criminal.

El «Popeye» contó que habían ideado poner un coche bomba a algunos jugadores del América de Cali, donde el Tigre, hoy entrenador de la Selección de Perú, se desempeñó entre 1985 y 1989, previo a su regreso a la Argentina para desarrollar sus últimos años de carrera en Vélez Sarsfield y River Plate.

Gareca estuvo entre 1985 y 1989 con los «Diablos Rojos». Incluso, compartió camerino con el mediocampista Pedro Sarmiento, quien sí sufrió por las crueles acciones de Pablo Escobar.