Los rojos es uno de los cinco equipos que no ha descendido en la historia de la Liga Nacional

La Ceiba, Honduras

La historia del fútbol se ha escrito con los nombres de aquellos equipos que marcan una época. Su espectacularidad, sus títulos y sus jugadores forman parte del deporte. Instituciones como el Club Deportivo y Social Vida permanecerán para siempre en la leyenda futbolística.

Por esta razón, no es fácil resumir en estas páginas una historia de 79 años de fundación de la institución más popular de La Ceiba que nació el 14 de octubre de 1940 y que en este tiempo apenas ha ganado dos copas de campeón.

El club primero se llamó SalvaVida, inicial de los señores Salvador Vacaro y Vicente D’antoni, fundadores de la empresa Cervecería Hondureña, llena de orgullo a los habitantes de ese bello puerto.

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Aprovechamos esta fecha en que el equipo más popular de La Ceiba celebra otro aniversario para recordar un pasado glorioso de uno de los socios fundadores de la Liga Profesional, porque el presente no es tan alentador como los rojos quisieran.

Los rojos –como se les conoce– han ganado dos campeonatos nacionales. El primero, en octubre de 1981 de la mano de Roberto González Ortega (QDDG), después de disputar la final en una serie de dos partidos contra el Atlético Morazán de Tegucigalpa, dirigido por Carlos Padilla Velásquez (QDDG).

En el primer juego, disputado en el Estadio Morazán de San Pedro Sula, ganaron 3-1, con anotaciones de Martín Lacayo, Enrique Palanca Mendoza y Jesús Carías, descontando Moisés El Tanque Velásquez. Y 1-0 en el Estadio Ceibeño, ante unos 8 mil aficionados, con anotación de penal cobrada por el capitán Enrique Mendoza.

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El segundo campeonato lo ganó en la temporada 1983-1984 con Gonzalo Zelaya, tras ganar las cuatro vueltas de la competencia, relegando al segundo lugar a Universidad, entrenado por Chelato Uclés.

En el presente campeonato, el Vida está teniendo una ilusionante  primera vuelta y el cuerpo técnico liderado por el uruguayo Fernando Araujo y el plantel de jugadores esperan ser parte de la pentagonal. Hay que reconocer que en sus casi ocho décadas no saben lo que es perder la categoría pese a estar varias veces en peligro.

Aunque no tienen grandes nombres en su plantilla, que mezcla juventud y experiencia, es un equipo que, contra todos los pronósticos, quiere hacer historia. Qué mejor momento este para lograrlo. De sus jugadores depende exclusivamente el éxito o el fracaso de la institución más querida por La Ceiba.