Al parecer, Miami Beckham United está destinado a tener problemas en cada fase de su intención por convertirse en un nuevo equipo de la MLS. En principio, fue conseguir inversionistas capitalistas que pudieran aportar el recurso económico necesario para dar luz verde al proyecto. Después de varios intentos, finalmente se logró que Todd Boehly, copropietario de los Dodgers, se uniera al proyecto.

Ahora, la traba pasa por la construcción del estadio, pues la comunidad de Miami-Dade, lugar elegido para comprar los terrenos, no parece estar interesada en la idea de tener un escenario deportivo que llene las arcas de particulares y no ayude en el crecimiento de la comunidad.

“Los que vivimos en Overtown y Spring Garden no somos tontos, no queremos un trabajo como vendedores de cervezas y hot dogs”, dijo uno de los residentes del lugar.

La charla, que se dio a través de una vídeo conferencia, fue más tensa de lo que se pensaba. A pesar de las explicaciones del grupo inversionista sobre las bondades de la construcción del escenario deportivo, éstas no generaban tranquilidad.

“Me acabo de mudar con mi esposa e hijos para acá con la idea de iniciar una nueva vida calmada en un vecindario de mucha paz y un estadio en el que habrá juegos, música y fuegos artificiales no nos permitirá eso pues vivimos a trescientos pies del terreno”, aseguró otra de las personas del sector.

Al final, las conclusiones no fueron las mejores para Beckham y sus socios. Tendrán que seguir haciendo un arduo trabajo para tratar de convencer a los habitantes de Overtown, quienes prefieren “construir un parque para todos y no un estadio de fútbol para 22 jugadores”.