El zaguero aceptó que están avergonzado tras la humillación en la Champions League, por lo que prefiere hacerse a un lado de ser necesario

Lisboa, Portugal

Gerard Piqué fue el primero en dar la cara de los futbolistas del Barcelona, tras el vergonzoso 2-8 encajado ante el Bayern Múnich, la peor derrota de la historia en competiciones europeas. «Ahora sí que ya hemos tocado fondo», admitió el defensa central por la insólita contundencia del marcador. Un resultado que no permite medias tintas ni interpretaciones.

«Vergüenza es la palabra», verbalizó Piqué al consumarse el final de un partido «horrible» que le produjo una sensacion «nefasta». Jamás la había experimentado. Ni ninguno de los miles ni millonees de culés. «No se puede ir así por Europa, porque no es la primera ni la segunda ni la tercera», recordó, sin nombrar otras derrotas dolorosas como la de Turín (3-0), la de Roma (4-1) y la de Liverpool (4-0), que significaron las anteriores eliminatorias de la Champions. En todas ellas estuvo Piqué. Y Messi. Y Suárez. Y Busquets. Y Alba…

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«Espero que sirva de algo», dijo, entendiendo que la utilidad del marcador debe originar una revolución. «El club necesita cambios, no hablo de entrenador ni de jugadores; el club necesita cambios de todo tipo», precisó apuntando a las altas esferas de la entidad, como al presidente Josep Maria Bartomeu.

«Nadie es imprescindible. Yo soy el primero que me ofrezco en que si tiene que venir sangre nueva y cambiar esta dinámica, soy el primero en irme, en dejarlo (al club), porque ahora creo que sí hemos tocado fondo», dijo Piqué con la voz entrecortada. Tras volver al Barça en el 2008, después de la última temporada sin títulos, ha vivido la mejor época de la historia y el fin de ciclo.